Insignificancia

En el aniversario de la muerte de Lennon, desenfocado por el mundo que nos ha tocado vivir y horrorizado por la capacidad que tiene el hombre (y algunos controladores aéreos) para sembrar el caos, me pregunto si realmente "La vida es aquello que te va sucediendo mientras tú te empeñas en hacer otros planes" . Entonces accedo al discurso completo que Vargas Llosa ha pronunciado en la ceremonia de entrega de los Nobel y mientras lo leo soy plenamente consciente de que este momento formará parte de mi existencia. ¿Cómo es posible decir tantas cosas con tan pocas frases?
Párrafo a párrafo, procuro disfrutar del momento a la vez que soy consciente de mi propia insignificancia. Aunque probablemente esta sensación se deba a una  trayectoria vital aún corta, no puedo evitar preguntarme si algún día seré capaz de sintetizar el conjunto de lo vivido y observado con la distancia del tiempo pero también con la sensación de haber sido capaz de dirigir mis pasos guiado por la honestidad y el compromiso. Es difícil no sentirse pequeño ante la clarividencia de un sabio pero es fantástico sentir cómo se adquiere cordura por el simple hecho de advertir conscientemente nuestros propios límites. Me pregunto cada día si en estos tiempos de atocinamiento adocenamiento político, algún líder o neo-caudillo de los que abundan en el panorama internacional dispondrán de algún momento a lo largo del día para preguntarse alguna cosa, aunque me temo que estando tan inmersos en su papel de salvadores con ínfulas divinas no les quedará tiempo para la introspección, reflexión y autocrítica. Quiero pensar que este es el motivo principal que impidió el triunfo político a nuestro autor en su Perú natal, momento al que por cierto hace referencia. Parece que la serenidad de un hombre cabal es incompatible con el liderazgo de las masas aunque también cabe la posibilidad, más aterradora e inquietante, de que a las masas nos excite que nos dirijan "profesionales" de la política desconectados de la realidad mundana. Para muchos siempre será más fácil tener un jefe o representante necio al que criticar que tener uno docto y prudente del que aprender.
Espero sinceramente que muchos encuentren en el texto de Mario Vargas Llosa la lucidez, inspiración, esperanza y fe en el ser humano que yo he hallado. También me permito pedirle a toda aquella "izquierda" que se haya sentido traicionada y abandonada en los últimos tiempos por el autor, que abandone su posición sectario-partidista y sucumba ante su sensatez. Creo haber recuperado el foco perdido sin comprar ningún ensayo de auto-ayuda, este alegato nos lo han dado gratis y este blogger empezará el año conversando en la catedral.
¡GRACIAS!

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