Explicaciones Infantiles

¡Qué complicado resulta esclarecer las cosas cuando no tienen explicación! El pasado fin de semana, sin ir más lejos, me las he visto y deseado para explicarle a mi hijo dos acontecimientos de escasa relevancia para mí pero por lo visto muy importantes para él, estoy seguro de que todos los padres con niños en la edad de los Porqués me entenderán. Lo primero fue sencillo, dejó de salir agua del grifo de su bañera y a pesar de hacerle mucha gracia que le trasladásemos a la ducha de los mayores, necesita una razón coherente para este suceso, el caso tuvo una resolución sencilla, ya entiende que las cosas se rompen y papá no es capaz de arreglarlo todo, sin embargo cada día me reitera su desconcierto pero mis dotes fontaneriles siguen siendo escasas. Lo peor sucedió el Domingo, en esa fatídica fecha tuve que razonarle los motivos por los que debíamos abandonar el parque e irnos a cenar siendo todavía de día, en este caso entré en un laberinto sin salida, resulta frustrante intentar establecer un debate energético con una persona de cuatro años de edad, cuando uno jamás ha llegado a comprender los entresijos del cambio horario que cada año nos sacude las neuronas, él me temo que insistirá hasta obtener respuestas. En ocasiones estos personajillos demuestran una lucidez que para sí quisieran muchos adultos, pero por algún extraño motivo suelen ser los grandes olvidados de todo lo que ocurre en nuestro entorno, cuando son objeto noticioso nunca es para bien y además sólo tenemos acceso al suceso pero nunca a lo que ocurre en el interior de esas maravillosas consciencias aún sin modelar.
"El extraño caso del grifo seco" me recuerda que hace una semana fue el Día Mundial del Agua, la mitad de la población del planeta sigue sin tener acceso a ella y a diario fallecen 4.500 niños por causas directamente relacionadas con esta carencia. Imaginemos, si es posible, cómo desembrollar semejante paradoja para que la comprenda un menor:
- "Hijo mio, somos seres humanos y necesitamos este liquido para sobrevivir"
- "Y entonces, por qué no hay en el poblado papá"
- "Porque es así cariño..."
Con un poco de suerte, este crío (o cría en la mayoría de los casos) prescindirá de ir a la escuela o jugar, para dedicar la jornada a llegar a un lejano pozo no contaminado que le permita subsistir.
Quizás este titánico esfuerzo sea recompensado con una vida larga y dichosa, sería desde luego justo y deseable. Desgraciadamente tenemos que contemplar la posibilidad real de que la salud del chiquillo sólo sirva para ser reclutado por algún desalmado, pasando así a engrosar la lista de 300.000 infantes guerrilleros que actualmente participan en alguno de los conflictos armados que enrolan menores:
-"Toma tu nuevo juguete..."
-"¿Qué es?"
-"Se llama Kalashnikov y sirve para matar."
-"¿Por qué?"
-"Porque son las reglas"
Puede que nuestro niño sobreviva a esta infamia y regrese ya cómo adulto a su poblado y a lo peor allí ya no encontrará a su hermana porque un día llegaron unos soldados como él para arrancarle la infancia y la vida. Por lo menos sus padres en este caso no tuvieron que enfrentarse a la terrorífica pregunta, ella nunca tuvo ocasión de hacerla.
No tengo ingenio para inventar esta terrible historia de preguntas sin respuesta, simplemente es real, está sucediendo hoy mismo, mientras escribo, en infinidad de lugares, miles de niños sobreviven aterrorizados, sin agua, sin luz, sin casa, bajo las bombas o entre zumbidos de bala.
Pertenecemos al primer mundo, somos como corredores en cabeza que no miran nunca a los que vienen detrás, puede que todo esto nos quede muy lejano, también puede que se me tilde de agorero. De ser así, pensemos en los 100.000 niños desplazados y sin hogar a causa del seísmo de Japón, en el mejor de los casos conservan sus familias pero explicarles el desastre será ardua tarea para sus tiernas mentes, yo desde luego no sé si sería capaz de aclararle sus dudas sin saber afrontar la nueva realidad y a sabiendas de que diga lo que diga su escala de valores y seguridades ya nunca será la misma que yo tuve. Ojalá fuese como aquel imaginativo padre de "La Vida es Bella" pero no lo soy.
¿Cómo explicarle a un niño huérfano que vaga por las calles de Puerto Príncipe que no puede ser adoptado porque farragosas aunque necesarias leyes lo complican? Imposible, él nunca lo entendería sobre todo si le cuentas que el tráfico ilegal sí funciona. Pero en ocasiones, la justicia se quita la venda para poder ver la realidad, y como ocurrió hace pocos días permite que una niña pueda seguir recibiendo el cariño de los únicos padres que de verdad conoce, la utopía, en ocasiones, se abre camino.
Debo reconocer la dificultad que me supone escribir sobre cualquier tema relacionado con la infancia y por ello me disculpo por lo anárquico del post y la excesiva dureza del mismo. Para compensar, lo ilustraré esta semana con el teaser de la pelíula "Princesa de África", una obra de arte dirigida por Juan Laguna y producida por Bereberia que demuestra que las realidades más complejas pueden convertir algunos sueños en realidad  y que los niños necesitan poco para ser felices.



Ya ha llegado a España el alegato ¡Indignaos! de Stéphane Hessel, no he tenido ocasión aún de leerlo, espero hacerlo pronto y comentarlo, mientras tanto me limitaré a parafrasear su título: Indignémonos de una maldita vez, gritemos, exijamos lo mínimo exigible, démonos cuenta de que no podemos permitirnos hechos que no se puedan explicar con simpleza a un niño, esa debiera ser la premisa.

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