Antinomia Liberal

La primera vez que ví la Estatua de la Libertad fue hace 25 años y tenía un aspecto similar al de la foto, ya no está en obras, aunque  el concepto libertad sí necesita una reforma urgente, algunos se han apropiado no sólo de la palabra si no también de sus derivados.
El parón primaveral y la carencia de una conexión decente han provocado una falta de actualización turbutópica temporal que sin embargo me ha permitido permanecer más alerta que nunca ante la invariabilidad del entorno y los discursos demagógicos de algunos, con toda seguridad el ¡Indignaos! de Hessel y el documental Inside Job no han hecho más que raspar la herida que ya tenía. Sin embargo, he estado unos días dedicado principalmente a ponerme en el lugar de niños menores de cuatro años para intentar lograr su bienestar, diversión y felicidad, esto me ha llevado a pensar que si soy capaz de gozar embadurnándome de arena, disfrutar en atracciones infantiles y comprender los lamentos de un bebé, debiera conseguir ponerme en el lugar del otro y comprender los posibles pensamientos y razonamientos fútiles de un liberal o liberala cualquiera y de su liberalidad:

Soy liberal, sí ya sé que de ocho acepciones del término sólo comparto media y las demás las aborrezco profundamente, pero bueno, los liberales somos libres de definirnos cómo nos plazca, es lo que tiene. 
En primer lugar, a ver si alguien se atreve a insinuarme que no soy generoso cuando todos los Domingos le doy cincuenta céntimos al mendigo de la puerta de la parroquia de Calle Goya, calculad lo que significa esto a final de año, oye, que son 52 semanas sin contar las misas extraordinarias del Gallo y días de guardar, por no hablar del cepillo. Por otro lado qué mayor generosidad hay que compartir mis bienes con el armador que me está construyendo el yate y la familia de peruanos que me guarda la finca y con quién incluso comparto espacio una o dos veces al año. Si esto no es altruismo que venga Dios y lo vea, a mi desde luego a veces me entra complejo de ONG.
Me preguntan algunos si realmente creo en la libertad, pues claro, cómo no creer en ella, es maravilloso poder escuchar cada noche las fantásticas tertulias de esos nuevos canales recién surgidos, debe ser lo único bueno que ha hecho esta gentuza que nos gobierna. Además, soy libre de elegir para mis hijos el colegio o universidad privada que desee, también puedo ir a la clínica que me apetezca a curar mis males, lo pago y punto. No debo olvidar el placer que me provoca el poder decidir la compañía de suministro eléctrico que quiero, la telefónica que me dé un IPhone y en breve beber el agua de la empresa privada que generosamente se hará cargo de su gestión y distribución, me siento libre y todos deberían compartir mi entusiasmo. Yo con la salud, la educación y los recursos naturales no juego, me gasto mi dinero muy a gusto y quien pide que sea público es simplemente un tacaño que no piensa en su familia y quiere vivir siempre de la sopa boba. ¡Oiga, páguese usted lo suyo igual que yo me ocupo de lo mio! Eso sí, cuando lo consigamos, mucho ojo, una cosa es la añorada liberalización total y otra muy distinta el libertinaje. Debemos estar atentos, no vaya a ser que algún  hospital privado decida especializarse en la venta de abortos o eutanasias o que los centros educativos opten por no seguir los cánones de nuestra Santa Madre Iglesia, si nos descuidamos llega un Emir y nos monta una escuela islámica. En definitiva, la función del nuevo estado liberal centralista, heredero de esa Gran España que nunca debió dejar de ser, debe limitarse a estar vigilante con estos temas y llegado el caso prohibirlos o incluso penarlos si fuese menester, nuestra libertad va en ello.
¿Qué si creo en la libertad individual, social y política? Pues claro, siempre con la salvedad de quienes apoyen a grupos de manifiesta inmoralidad o acudan a demostraciones públicas indecorosas que hasta ahora he estado pagando yo con mis impuestos. Imagino que estaremos todos de acuerdo en que es muy distinto que se organicen bellas procesiones gracias a las subvenciones estatales a que alcaldes de escaso calado moral nos obliguen a presenciar año tras año días de no sé qué orgullo, espectáculos altamente perniciosos para la salud de las gentes de bien además de ofensivos para el buen gusto. Por cierto, con el espíritu liberal que me caracteriza, comprenderéis que no estoy en contra del matrimonio homosexual, no puedo estarlo sencillamente porque no es un matrimonio, cómo el nombre así lo índica. Jamás me opondría a que nadie se casase con una fea, una gorda o incluso una negra, cómo mucho haría un inocente chascarrillo propio de nuestro noble humor hispano, pilar de nuestra libre sociedad y no penséis que no tengo amigos maricas porque los tengo a pares, pobres tienen que vivir con ello y yo lo respeto, bastante tienen con lo suyo.
Con respecto al tema del intelecto como definitorio del liberalismo, no hay discusión, nuestros representantes e inspiradores ideológicos son muy prolíficos, algunos escriben más de veinte novelas al año, pero claro, basta con que alguna declare no conocer a la cantante Sara Mago para hacer una critica impía sobre ella, pues aprovecho para declarar públicamente que yo tampoco la conozco, ni falta que hace, a saber lo que canta la subversiva esa...
En definitiva, amigos, compatriotas, debemos luchar por salvaguardar nuestra libertad, los lobbies nos amparan y protegen, nos dan la posibilidad de elegir las mejores opciones financieras (a veces se equivocan, pero que tire la primera piedra el que no), sanitarias, educativas, energéticas y nos permiten comunicarnos e informarnos. ¿Quién quiere, por ejemplo, una televisión pública? Vamos, ni que fuese un derecho ciudadano, lo importante es la cantidad, ahí reside verdaderamente la calidad y pluralidad, si alguien, al final, no se siente representado es porque nadie financia su bazofia, si esto ocurre es porque no es rentable y si es así es que no interesa nada y por lo tanto no debe existir. No cejéis en vuestro empeño ni os dejéis engañar por falsedades, el futuro es nuestro, Dios Mediante. Él puso sobre la tierra todos los bienes y dones vegetales, animales y minerales para nuestro disfrute, debemos explotarlos al máximo, lucrarnos con ellos es lógico. No tengáis mala conciencia, la organización del mundo es secularmente piramidal y así debe seguir siendo, no todos llegaran pero nosotros cumpliremos con el sacro deber cristiano de la limosna.

¡PUES NO!
Uf, ya he regresado de mi trance empático espontáneo (o no tanto). Soy muy consciente de las ampollas que quizás levanto, de las criticas que seguro recibiré, ya me pitan los oídos, sé que algunos ven en mi una especie de comunista radical trasnochado. Lo siento por ellos, no es así, sería una visión simplista, de hecho si este pensamiento imaginario existiese, intentaría hallar el punto de encuentro, siempre es posible. Por supuesto hoy podría haber hablado del socialismo burgués, de las atroces dictaduras del proletariado o de infinidad de otros engendros diseñados por la humanidad que por otro lado han ayudado a forjar los cimientos de su propia evolución, si no lo he hecho, ha sido por predicar con el ejemplo y ejercitar mi liberalismo. Vamos, porque no me ha dado la real gana y yo aquí hago lo quiero, esto no significa que en el futuro no me decida a ello aunque para eso ya hay muchas voces y muy sonoras.
La historia sirve para aprender de los errores y quedarnos con los aciertos, un simple proceso de deducción matemática o investigación científica. Espero con ansia que despierten Finlandeses, Húngaros o Franceses, lo que se avecina no es bueno, lo sabemos y ya lo hemos probado, de paso podríamos todos aprender del pueblo que habita esa Nova Isola Utopia llamada Islandia.
Nuestro sistema e instituciones están obsoletos y agonizantes, no debemos resignarnos a conformarnos con lo que hay, un cambio de color, de rojo a azul por ejemplo, es en el mejor de los casos un simple travestismo estético y en el peor un retorno a ninguna parte. Termino este largo post convencido de que ha llegado el momento de empezar a proponer, desde que comencé a turbutopiar, reconozco un exceso de denuncia y un déficit propositivo que espero poder corregir con vuestra ayuda.
Como no podía ser menos hoy os dejo el trailer de Inside Job para animar a los perezosos, la búsqueda de la Libertad nunca fue un proceso individual si no global y pasa necesariamente por el bienestar universal. La Estatua ya no tiene andamios pero necesita nuestra ayuda tanto como nosotros la suya.



PD: En esta ocasión conviene prestar atención a los enlaces, algunos contienen  momentos burdos hasta la zafiedad y otros propuestas que debemos conocer.

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