Terrorismo

Cuarenta y nueve semanas han transcurrido este año.
Millones de mujeres sobreviven humilladas y vejadas por sus "parejas", en España, cincuenta y cuatro de Ellas con nombre propio ya no están entre nosotros: AnaMaría, Weili, Carmen, Lediyeini, Maria Jesús, Julia, Ramona, Esther, Carmen,Arianny, Susana, Gigliola; Montserrat, Marilyn, Natividad, Purificación,Viorela, Yanela, Mireia, Cándida, Arantxa, Marisol, Gloria, Yohanna, Miren,Inés, Teresa, Rosa María, Silvia, Angélica, Rosario, Eliana, Julia, Mónica, Fructuosa,Giovanna, Rosa María, Deisy, Isabel, Caridad, Elena, Esther, Lucía, Clementina,Mina, Mª Dolores, Salud, Yvonne, Cristina, Mara, Amaranta, Eunice, Tatiana,Sabrina
Unos terroristas acabaron con sus vidas dejando por el camino treinta y seis huérfanos con un futuro marcado por el horror y dos niños de 16 y 7 años que murieron desconcertados.
Esto no es producto de una furia pasajera, tampoco es una enfermedad mental, esto no es alcoholismo, no depende de clases sociales ni de procedencia geográfica y lo siento, tampoco es sólo cuestión de sexo o género.
Esto se llama terrorismo, el más vil de todos, es doméstico, es secreto y es cobarde, el verdugo actúa agazapado y nunca pone en riesgo su integridad física.

¿Por qué un lazo?
¿Por qué un día?
Muchos dirán que no sirve para nada, los más cínicos afirmarán incluso que es demagogia - que palabra tan pervertida - todos ellos son cómplices silenciosos de la mayor y más anacrónica lacra social que nos queda.
Las estadísticas - que no detallaré porque deshumanizan el horror - demuestran que entre las decenas de amigos, compañeros de trabajo, familiares y centenares de seguidores o contactos de redes sociales se encuentran alimañas que someten a sus víctimas y que un día u otro perpetrarán el último crimen de sus deleznables vidas.
Las frías estadísticas, también advierten de que entre esos mismos contactos será difícil encontrar a las víctimas. El terrorista comienza por hacer un control férreo a la libertad de su presa, la aísla de la sociedad, le requisa o vigila su teléfono y le corta cualquier contacto con el exterior aunque sea virtual. Esta semana el post de mi amiga Paloma sobre sus experiencias en un año en Twitter me hizo reflexionar sobre la suerte que tenemos de ser libres y sobre las mujeres que jamás conocerán esa herramienta ni nada que supere las cuatro paredes que protagonizan una existencia bajo encierro domiciliar.

Entonces, repito, ¿por qué un lazo, por qué un día?
Porque hoy, quiero que sepas que te vigilo, que me repugnas y que no pienso callar nunca ante la más mínima actitud agresiva o dominante que en ti observé sin importarme un carajo las consecuencias que ello pueda tener en nuestra "amistad". La gente como tú me revuelve el estómago y el único motivo por el que no te llamo hijo de puta es porque tu madre no es responsable de que te hayas convertido en un monstruo, ella jamás hubiera querido un hijo como tú.



No son ellas quienes deben estar atentas a las señales, somos todos, ellas dependen de nuestro olfato y nuestra valentía para denunciar, mientras sigamos pensando que esto pertenece a la estricta intimidad familiar nuestra sociedad se seguirá pudriendo inexorablemente.
Ya en marzo, tras un abominable asesinato, sentí la necesidad de hablar sobre esto, hoy se me agotan las palabras y sólo deseo no tener que volver a mencionar jamás el tema.
¿Utopía? Pensar en estos tiempos que acabar con el terror es utópico es caer en la complicidad.
Seamos intolerantes, generemos el clima social de repulsa acorde a la gravedad e invadamos las calles. Después, legislar y juzgar dependerá de otros pero serán conscientes de que la situación es de extrema trascendencia y requiere de medidas extraordinarias.
Antes o después venceremos.

Una vez más, recurro a Héctor Abad Falciolince y su Elogio a la Mujer Brava, a ver si nos enteramos de que la igualdad y el sometimiento no son iguales como tampoco lo son el feminismo y el machismo:

"A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientosA esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden."

Somos todos culpables de omisión de socorro, yo no volveré a serlo. ¿Vosotros?

PD: Un requerimiento a mi brava amiga Sofía, si conseguimos tipificar este crimen como terrorismo, entonces su apología será delito y podremos perseguir y juzgar a los sostreses de este mundo, que son muchos.

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