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En cualquier caso, gracias por estar ahí...
Huelga decir que las cosas como estaban no podían seguir pero sería una asnada aguardar silenciosos hasta ver fracasar un proyecto que dista mucho de ser la panacea a una ruina estructural de dimensiones babélicas en la que el dialogo laboral es una cacofonía ininteligible y la destrucción del mercado de trabajo un hecho ya profetizado por algunos desde tiempos de giles y poceros.

Huelga afirmar que el derecho a parar un día es una conquista luchada que ha sido herramienta útil para corregir derivas empresariales y sectoriales de imprevisibles consecuencias humanas. Negar ese pacífico derecho sería abonar la insurrección civil cuando no armada, podéis por supuesto añorar el medievo como afirmaba recientemente un nefasto terraniente ducal con complejo de ONG  pero entonces deberéis también asumir el destino si hordas enfurecidas os ajustician en la plaza del pueblo como antaño.

Huelga clamar a los cuatro vientos que no servirá para nada, que no va a cambiar nada y que pase lo que pase haréis oídos sordos las demandas populares. No os molestéis, ya lo sabemos, desde el primer día vimos que vuestro epíteto popular nada tiene que ver con los destinatarios de vuestras políticas, siempre ha sido así, siempre lo será y me atreveré a decir que quizás así deba ser. Sin una lógica alternancia no sé muy bien qué seríamos y para avanzar es necesario advertir la capacidad que otros tienen para empujarnos a retroceder pero asimilad que mientras inventamos otro sistema sólo nos queda utilizar los métodos que hoy tenemos por muchas dudas que alberguemos sobre su eficacia formal en asuntos que calan directamente en nuestra Constitución.

Huelgan vuestros fuegos de artificio y estrategias de despiste. Llevamos varias generaciones viendo cine bélico y sabemos que cuando uno le dice a otro "Cúbreme", lo que éste hace es disparar caóticamente hacia ningún lugar manteniendo ocupado al enemigo mientras que ese uno alcanza el destino planificado. En otras palabras, cuando un ministro verborreico suelta una solemne mezquindad sobre las mujeres lo que hace es desviar el foco de atención mientras se cambian las reglas del juego laboral y se diluye el estupor generado por unos presupuestos que empobrecerán inexorablemente una sociedad ya de por sí en precario. El problema del fuego cruzado es que genera víctimas colaterales y daños inesperados.

Huelga negar que la gente tiene miedo, que el temor es traidor y que el pan pesa más que la harina que contiene. Cuando se plantea una protesta similar a un gobierno de izquierdas, las repercusiones personales en el puesto de trabajo son mínimas porque se establece de facto una tregua entre patrón y peón destinada a destruir ese enemigo mayor que es ese gobierno en cuestión. Pero cuando quien gobierna es aquél que protege sus intereses, secundar un paro se percibe cómo una insubordinación directa y entonces las consecuencias del agravio pueden ser adversas. Si esto además se produce en un momento en el que ya nadie sabe qué es o qué no es motivo de despido, no sería de extrañar que el canguelo general frustre una convocatoria sindical que tampoco debería ser alimentada infligiendo pánico a quien no desee secundarla.

Huelga por último confesar en este espacio si haré uso o no de mi derecho, tampoco expondré algunas incertidumbres que me asaltan en estos días - no es el día -, tan sólo reiteraré que resulta difícil posicionarse en contra de quien busca defenderme. Buscar el bien común y abandonar el individualismo que nos domina por un instante siempre es beneficioso para la salud democrática de una sociedad. Conviene no olvidar que lo que hoy vivimos también perteneció al limbo de la utopía y jamás debe regresar allí.

Huelgan más comentarios, sólo desear suerte a todos sin olvidar que cinco millones de personas no podrán parar hoy de buscar empleo, quizás del éxito de este día dependa también su futuro que es el nuestro. Mesura, cordura y comprensión, no olvidéis que el temor flota en el ambiente, mañana tocará comparar estadísticas y datos manoseados, pero eso es otra historia.




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