¿Por qué estoy?

Porque también pertenezco a ese 99%
Estoy porque hace un año sonó el despertador, una alarma estridente que me hizo abrir los ojos tras un largo letargo en el que sólo veía políticos y valoraba sus políticas cual groupie post-adolescente, demostrando el mismo espíritu crítico que una mancha de fitoplancton que se deja mecer por las corrientes marítimas. Como ella, yo también moraba en la superficie, temeroso de lo que pudiera hallar en las profundidades del averno partidista.

Estoy porque lo que se lee, se escucha o se ve no es más que una transferencia de información ya pervertida por por la pluma y la palabra de quién la realiza. Si no estuviese no vería a todos esos estudiantes que a pesar de lo que pretenden algunos, están más formados que uniformados, todos ellos son mi hermano pequeño. No vería a decenas de sexagenarios, cuyos ropajes denotan su acomodo y que sin embargo abandonan sus sillones para venir a clamar por un futuro digno para sus hijos y nietos, todos ellos son mis padres. No vería a multitud de familias que  acuden con sus retoños con la esperanza de que ellos nunca olviden que sus padres no se rindieron al expolio de un sistema decrépito, todos ellos son mis circunstancias.

Estoy porque cuando oigo a un Vicepresidente socialista de la Comisión Europea alabar las medidas destructivas de un gobierno tan liberal como incompetente me dan vértigos. Estoy porque me estomaga que una ex-Vicepresidenta económica con escasa visión periférica acceda a cargos millonarios en compañías de las que depende nuestro futuro. Estoy porque es repugnante que quien participó en el hundimiento de un mastodonte bancario pretenda reflotarnos desde un ministerio y quien orquestó  la construcción de un tejido económico insostenible desde un ministerio  hoy se lucre al abandonar el cascarón de un banco hundido.

Estoy para decir con educación pero en voz alta que no es justo que la única educación gratuita de calidad a la que tendrán acceso mis hijos será la que les pueda proporcionar entre los muros de mi hogar. Estoy porque tengo salud para acudir y quiero tener la certeza de que cuando no la tenga alguien me curará aunque no pueda pagar las medicinas. Estoy porque a un millón y medio de familias no les quedan ingresos ni para estar porque si van, aunque sea en metro, mañana quizás no se puedan alimentar.

Estoy porque el billón de pesetas de las privatizaciones de los 80' se esfumó, porque los cinco billones de pesetas de las privatizaciones de los 90' sólo sirvieron para enladrillar el país e hipnotizar a sus ciudadanos y porque en el nuevo milenio, sus sucesores no tuvieron ni tienen valor ni valía para cambiar nada. Estoy porque tras treinta años de negligencias económicas continuadas carecemos de un tejido industrial perdurable que dé cabida a un mercado laboral que jamás se recuperará porque la oportunidad se perdió y el dinero que voló ya no volverá.

Estoy porque la primera gran depresión del siglo tuvo descendencia, una retahíla de países en crisis, aunque algunos salieron fuertes y parece que comienzan a crecer robustos, otros, los que estábamos enfermos sin saberlo, salimos débiles y antes o después deberán abandonarnos a nuestra suerte, es cuestión de selección natural, no permitirán que nuestros males contagien al resto. Estoy porque esto no es un ciclo sin culpables sino un armagedón coordinado y aunque lo hecho, hecho está, por lo menos, no debiéramos consentir que quien participó y participa en ello por acción u omisión siga haciéndolo.

Pero sobre todo estoy porque todo tiene solución, sólo es cuestión de voluntad, una voluntad que escasea entre los 14 miembros visibles de nuestro gobierno, 350 diputados de nuestro parlamento, 266 senadores, 17 presidentes autonómicos y más de 8000 regidores municipales. Escasea porque nadie en su sano juicio colaboraría en la construcción de un nuevo patrón democrático que tuviese como consecuencia postrera la pérdida de su puesto de trabajo, además basta revisar la genealogía de muchos de ellos para concluir que en este país no sólo la monarquía es hereditaria. Estoy porque debemos conjurarnos todos para hacer lo que ellos nunca harán.

Estuve hace un año y regresé hace dos días porque nunca me fui. Estoy. Estamos muchos, en presente, porque esto no es cosa de un día, se pueden desalojar plazas pero es imposible que nadie logre ya desalojar la certeza de que lo que hay se agotó y toca trabajar sin pausa en lo que habrá, porque otra democracia es posible y otra gestión de recursos y otra organización social y otra perspectiva global y otra vida también.

Estoy aquí, sin flauta ni rastas ni porro ni perro pero también sin peros y con ganas de estar, sólo me pregunto ya si para seguir aquí he de salir de allí o quedándome allí tendré más oportunidades de ayudar a los de aquí. Sólo sé que soy y estoy.




#15M #Estoy

PD: Va por ti Jean, porque también estás y charlar contigo es siempre inspirador.




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