Propósitos y precipitaciones

25 de septiembre 2012: una jornada borrascosa 
Hace una semana puse fin a un paréntesis que me sirvió para re-ubicarme, preocuparme de lo mío, despreocuparme de lo nuestro y dejar de torturarme unos días con la frustración que provocan las consecuciones utópicas que parecen no llegar nunca. Regresé al cole turbutópico con un tupper lleno de buenos y malos propósitos que, aún sin saber si podré calentar, trataré de digerir y hacer digerir de la mejor manera posible sin enfriar demasiado el alma ni perder demasiados amigos en el camino.

Me propongo no creer nada de lo que los representantes de un sistema democrático antiguo y desvencijado me propongan porque si ya no me fío de la solidez de un edificio ruinoso sería ilógico pensar que un par de ladrillos aparentemente resistentes me librasen de morir enterrado bajo un amasijo de escombros. Aquí sólo hay unos que pretenden gobernar cuando lo hacen, y cuando no, también, porque en realidad hace tiempo que jamás gobiernan aunque tengan la falsa sensación de hacerlo. Otros buscan consolidar partidos sin ideología o ideologías sin partido, por no hablar de los que recurren a soluciones retrógradas y obsoletas, nacionalistas sin más nación que unas siglas con escaso valor semántico.

No me siento ya obligado a respetar a nadie que no respete mi inteligencia. Puedo tolerar que me toquen el bolsillo, que masacren el colegio de mis hijos, que pongan en peligro la salud de mi familia, que perviertan los valores de una sociedad según los dictámenes de una secta o malgasten nuestros recursos en proyectos faraónicos ya de inicio caducos. Lo que no voy a consentir es que me digan que no hacen lo que hacen y traten de arrebatarme el derecho a la pataleta y al insulto. Sí, me propongo insultar sin piedad igual que ellos insultan a mis entendederas cuando las suyas no valdrían para hacer nada más que lo que hacen que es nada.

La mayoría hemos regresado ya, si vivís en una gran ciudad dedicad un instante a mirar el rostro de las personas que os cruzáis, yo lo he hecho, lo sigo haciendo. Si tenéis la fortuna de viajar, comparad los rostros que veis con los que encontrasteis este verano en otros lugares. Entonces puede que os surja una pregunta: ¿Sigue siendo el nuestro, el país de la alegría? Veo tensión, tristeza, aspereza, enfado, angustia y fatiga pero no lo constaté hasta que en otro lugar, con no menos problemas que los nuestros, percibí todo lo contrario.

Ayer hubo Asamblea General de Naciones Unidas, lugar elegido por muchos para apuntarse con el dedo, escenificar chantajes, pregonar amenazas, verbalizar memeces y acentuar cismas culturales. En ese marco se estrenaba nuestro flamante Presidente del Gobierno lloriqueando un puesto fijo en el Consejo de Seguridad y declamando un "oportuno" discurso sobre Gibraltar , sin duda dos de los grandes temas que tanto preocupan a los españoles. Así comienza nuestra carrera hacia la reconquista de La Roca, quizá en un futuro tengamos el orgullo de decir que somos el único país del hemisferio norte, que cuenta con primates - mejorando los presentes - entre su fauna autóctona. Puede que para entonces el neo-secesionista catalán de turno haya conseguido independizar a su país de ninguna parte y en ese nuevo contexto global ande ya mendigando su silla en la ONU. Me permito en este punto una pequeña sugerencia, puestos a malgastar el tiempo en idioteces, yo me jugaba el todo por el todo y me independizaba del planeta Tierra, este lugar será en poco tiempo incompatible con la vida si sigue siendo gobernado por deficientes emocionales.

Al fin y al cabo no deberíamos marcarnos grandes propósitos para el nuevo curso, han llegado ya las primeras precipitaciones otoñales mientras los poderes políticos que creen dirigir el mundo siguen tomando decisiones precipitadas, ilógicas y esperpénticas. Después, satisfechos por el trabajo bien hecho - estos tipos hace tiempo que perdieron a su abuela - se fuman un puro mientras caminan por una gran avenida o se reúnen con monarcas a los que horas antes han lanzado el guante. Mientras la voz de la calle siga sin llegar a un parlamento estanco e insonorizado, el único gran propósito que debiéramos tener todos es denunciar sin descanso la carrera de majaderías galopantes hacía ninguna parte que han emprendido aquellos que hoy reclaman la legimitad obtenida en las urnas hace ya demasiado tiempo.

Mi propósito no es ofender pero tampoco temo precipitarme si afirmo que muchos de estos señores y señoras, diputados y diputadas, nacionales y regionales, nos engañaron al presentar sus credenciales. Cierto es que los contratamos hace pocos meses, pero como bien sabe la Ministra de Empleo, nadie debería  aguardar cuatro años para despedir a un trabajador manifiestamente incompetente y si no podemos demostrar su incompetencia, la indemnización, en todo caso, nos saldrá barata. Yo ya no me siento representado por ningún grupo de ese parlamento, reconozco cierta estima e incluso respeto profesional por alguno de los individuos que allí se sientan, pero es que esta lucha  también debe servir para que, en un futuro, adquieran mayor legitimidad para poder desarrollar su trabajo en mejores condiciones democráticas.

A los "representantes": ¿Respetar la voluntad popular? Yo voté, ocuparon su escaño, me engañaron y hace dos días se lo dije desde Neptuno y se lo seguiré diciendo: ¡Respétenme ustedes! O sigan con sus despropósitos pero no sueñen con que yo abandone mis propósitos.

A los demás: ¡Feliz tormenta!





Comentarios

  1. Estimado Turbotópico:

    Supongo que estarás también harto de colgados que se acercan a hablarte de "su libro" pero por lo que muy bien escribes parece que alternativas a esta sinrazón podrían ser bienvenidas. Si es el caso, te propongo investigar el modelo de economía basada en recursos (RBE en sus siglas en pitinglis). Muy bien documentado en la película documental (valga la redondicia) Zeitgeist: Moving Forward. Y en la serie de videos "Alternativa al Caos" accesibles libremente en youtube.

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  2. Hola Ardible,
    Muchas gracias por tu amable comentario y por dedicar un rato a leer un rato mis digresiones. Te garantizo que no estoy harto de "colgados", lo cierto es que me interesan casi todas las aportaciones teóricas que ilustren o traten de buscar soluciones en el contexto histórico que nos ha tocado vivir. Con respecto a lo que me comentas, hace tiempo, sentí cierto interés por las ideas de Fresco aunque para serte sincero, mi escepticismo actual me hace dudar también del objetivo e intención final que tienen las películas. Es innegable que en estos documentales se dicen alguna verdades bastante obvias pero también creo que el mensaje que se lanza es difuso y que la estética adolece de ciertas connotaciones sectarias que me hacen guardar cierta distancia respecto del contenido. En todo caso seguiré atento a vuestras teorías. Un abrazo.

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